Dicen que quien la sigue la consigue, o más bien quien tiene atrevimiento, descaro… ¿incluso morro? (que no es lo mismo que ser un desvergonzado) Lo que está claro es que una persona con estos atributos, tendrá más posibilidades de llegar lejos y lograr los objetivos que se marque.
Me considero una persona tímida, sobre todo ante lo desconocido, y eso puede hacer que a veces me pierda muchas cosas de la vida, al no demostrar realmente como soy. No obstante, poco a poco esa timidez ha ido quedando en un segundo plano, y ahora procuro no dejar de hacer cosas que me gustan. Posiblemente la “culpa” de que mi timidez haya perdido protagonismo se la debo a mi ambición.
Sí, hoy se trata uno de esas entradas motivadoras y que de vez en cuando va bien recordar, ya que si tú no te valoras, difícilmente nadie lo hará por ti. Y es que, tal y como dijo la todo poderosa Coco Chanel…
Para ser irremplazable, uno debe buscar siempre ser diferente.
¿Ambición o egoísmo?
El problema viene cuando confundimos la ambición con el egoísmo, la avaricia o la codicia. Y últimamente me encuentro con situaciones o gente que así lo hacen. En mi opinión, algo bastante grave que incluso lo catalogaría de falta de respeto para aquellos que nos consideramos ambiciosos.
La ambición no debería estar relacionada nunca con estos conceptos, ni con la envidia. Tampoco creo que la ambición vaya ligada con aquello de crecer indiscriminadamente.
Quizás el problema es de los padres, y me explicaré. Muchas veces oímos a padres insistiendo a sus hijos en que no sean ambiciosos, que más bien sean humildes (dos términos que son perfectamente compatibles). O quizás el problema es de las personas no ambiciosas (y envidiosas ;)) que, ya sea por falta de ambición o por complejo de inferioridad, prejuzgan a los ambiciosos con barbaridades, ya que es más cómodo. Incluso iré más allá, puede que estas personas sean las mismas que de pequeñas se les dijo que fueran humildes, ¿por qué no? Ahí dejo la reflexión.
La ambición es el inicio de la consecución de algo grande
La ambición es una virtud; es un deseo ardiente de tener ganas de aprender, ganar, triunfar, afán, empeño, metas, sueños, aspiraciones… En definitiva, un deseo constante de superación, una guía para nuestra conducta.
En mi opinión, la ambición es una de las cualidades más buscadas en cualquier perfil, sector o contexto ya que, para el bien de nuestro desarrollo personal, significa la mejora en todos los sentidos. Y, aunque a algunos nos cueste creerlo, hay muchos casos con cero ambiciones en la vida, ni personales ni profesionales, cero.
Algunos dicen que la ambición es el motor de los emprendedores, de las personas exitosas y de quienes llegan lejos, y estoy totalmente de acuerdo. Por ejemplo, si la primera persona que pisó la Luna no hubiese sido ambiciosa, posiblemente nunca lo hubiera logrado.
Así que, quizás toca dejar los vicios de confundir ambición por defectos de las personas. Puede que el problema sea que vivimos en una sociedad que, por algún motivo, no quiere que progrese, pecamos de conformismo.
Lo contrario a la ambición sería el conformismo
Al fin y al cabo, las personas nos movemos por ambiciones y creo que NUNCA debemos renunciar a nuestros deseos, el conformismo es muuuuy aburrido… En esta vida hace falta más ambición, estamos a tiempo; aún nos quedan muchos cartuchos por gastar, pisando Lunas, escalando Everests y allí dónde queramos llegar, pero seamos ambiciosos.
Buenas David, iba a comentar en tu post de arquitectura web, y ya ves…aquí me paré.
En mi opinión estas acertado en definir la ambición como un deseo constante de superación, pero popularmente se ha asociado al dinero, que injustamente se tiene etiquetado mentalmente como algo vil.
La cuestion sería matizar ese «constante», es decir si algo te resulta insuficiente o mejorable, a por ello.
Pero… ¿hasta cuando? porque el saber o no pararse puede ser la diferencia entre ambición, u obsesión (que si es tras el dinero sería avaricia).
Como tu indicas hay mil cosas que ambicionar, lo importante es diversificar y avanzar en todos los planos, y no solo en el económico.
Y en desacuerdo contigo respecto al opuesto de la ambición, yo creo que más que el conformismo (alguien puede estar conforme a su situación y no necesitar mejorarla, o no tener las posibilidades o yo que sé), creo que lo contrario a ambición es la la «indiferencia quejica», lo mismo te da estar aquí que allí, ni estas a gusto aquí ni lo estarás allá. Es un estado de insatisfacción permanente no aceptada, no reconocida y por tanto no resuelta.
Una pena y de las grandes. 😉
Hola Marisol!!
Muchas gracias por comentar.. me alegra saber que vas p’aquí y p’allá por mi blog 😀
Supongo que en «términos ambiciosos» es peligroso caer en el de la obsesión, haya dinero o no por medio… En algún momento u otro creo que todos hemos pasado esa pequeña línea, y es cuestión de pararse y valorar qué estamos haciendo y a dónde queremos llegar y, en definitiva, si hemos cogido el camino adecuado.
En cuanto a lo opuesto a la ambición, te compro tu definición va: “indiferencia quejica”, me ha gustado jeje. Aquí me puedo mojar y diré que tú nunca lo has sufrido no? conociéndote un poco… 😛
un abrazo!!