Hay quien dice que la vida es como una montaña rusa, con sus altos y bajos, y alguna que otra vuelta. A lo largo de este recorrido nos cruzamos con mucha a gente que nos marcará más o menos, adquiriremos conocimientos, nos plantearemos retos, nos emocionaremos… y, bueno, tendremos algún susto también. Al final, todo lo archivaremos en momentos, así que el objetivo en este camino es recopilar más buenas experiencias que malas.
La pregunta es… ¿cuánto tiempo dedico en aquello que realmente me gusta, tengo talento o puedo desarrollarme sin dificultades? O, mejor aún, ¿cuánto tiempo gasto haciendo aquello que creo que debo hacer? Si la respuesta es muy poco tiempo, es que algo estamos haciendo mal. Tenemos que disfrutar de lo que hacemos en nuestro día a día y no tomar roles equivocados o tareas que no nos pertocan, tanto en el ámbito personal como en el profesional.
No obstante, parece que a medida que nos hacemos mayores algunos caemos en el error de perder esa inquietud por disfrutar y pasarnoslo bien.
Un día de playa puede ser maravilloso… o no
Voy a poner un ejemplo. Para un niño, un día de playa es una gozada. Jugará toda la mañana con la arena haciendo castillos y rebozándose por la arena sin recibir broncas de sus padres por estar ensuciándose. Cuando le plazca, se meterá en el agua, y otra vez listo para ser rebozado; jugará a pelota, raquetas, etc. Y posiblemente caerá un helado del chiringuito después de comer. Vaya plan, ¿no?
Ahora vamos a ponernos en la piel de los padres, o bueno no hace falta ni ser padre. Un día de playa significa arena por todos los lados del cuerpo, sufrir el calor pegajoso, pelearse con un parasol imposible de clavar en la arena, rebozarse de crema solar viscosa… ¿sigo? Seguramente que algunos (o muchos) pensamos en lo bien que se vivía cuando éramos críos… ¿no?
Volviendo un poco a nuestra etapa infantil (o no necesariamente tan infantil), nos hemos hartado de ver películas de superhéroes con infinidad de poderes, cada cual menos creíble pero que nos lo creíamos y nos encantaba. Hoy, no somos conscientes pero estamos minados de superpoderes que marcan la diferencia, somos capaces de convertir una experiencia cualquiera en una experiencia buena, motivo de ser recordada. Estos superpoderes pueden ser la empatía, la solidaridad, el compañerismo, el reconocimiento, la humildad, la motivación, la ambición, la actitud… Y no acabaría nunca.
A veces soñamos con el más allá, descuidando lo que somos o tenemos.
Tal y como diría el grupo de música de Hombres G: “voy a pasármelo bien”. Nunca jamás tendríamos que olvidarnos de disfrutar con lo que estamos haciendo, por estar con otras cosas que no nos tocan, o por estar pensando en lo próximo que vendrá. STOP, vamos a disfrutar con lo que estamos haciendo y, sobre todo, haciendo lo que nos gusta y de forma productiva. Disfrutemos del día de playa.
Buenas tardes señor Pinazo!!
Jajaja! Estarás pensando…. esta mujer viene a trollearme a mi propia casa ¡Dios! ¡Que nooooo! jejejeje!!
La verdad es que tu blog me encanta y este tipo de post que publicas me pirran… llámame sentimental…
La verdad es que si no hay diversión, nuestra vida (tanto personal como profesional) se hace muy cuesta arriba. Yo soy muy partidaria de ella. De sacarle siempre el mejor lado para seguir adelante.
Tengo un post en mente desde hace un par de semanas (de esos que vas anotando y esbozando frases) que habla precisamente de eso. De la diversión. No está tan enfocado al ámbito personal, sino que está más relacionado con el marketing (para que te hagas una idea será algo del tipo «Las X cosas que un niño te puede enseñar sobre el marketing de contenidos»)
Uno de los puntos esbozados habla sobre la diversión y de cómo un niño puede enseñarnos a trabajar (y transmitir) mejor si disfrutamos de las experiencias.
El problema compi, es que cuando los adultos nos ponemos a preparar la mochila de esas experiencias nos da por meter primero los recuerdos negativos, la carga de responsabilidad, las preocupaciones… y cuando queremos hacer hueco a cosas más positivas no nos queda hueco ni para unos calcetines.
Tenemos que aprender, no digo a deshacernos de lo malo (porque al fin y al cabo la suma de todas las cosas nos hace ser lo que somos), sino a sacar ese lado positivo, de diversión.
¿Te cuento una anécdota? Las primeras vacaciones que pasamos juntos mi chico y yo no teníamos mucho dinero y nos fuimos a unas habitaciones alquiladas a un pueblo de la costa de Granada. El baño era compartido y tuvimos la mala suerte de coincidir con tres hermanos solteros que ya no cumplían los 80 años. Así que imagínate el pastel (y nunca mejor dicho) que nos encontrábamos todos los días…en fin…
Pues yo me río a carcajadas de esa experiencia y la recuerdo como las primeras vacaciones con mi chico. Y recuerdo las tostaítas tan ricas que me desayunaba todas las mañanas en el bar del pueblo. Si lo viese de otra forma las describiría como las vacaciones más asquerosas de mi vida. ¡Pero hasta a lo escatológico hay que sacarle lo bueno!, jejeje!
También hay que pensar que no todo el mundo ha recibido esos mensajes tan positivos durante su vida o que, culturalmente, la diversión es algo que está más o menos arraigada. Una de las cosas que aprendí cuando fui a USA el año pasado es que los americanos no tienen sentido del ridículo, se lo pasan en grande con todo lo que hacen y eso, por mucho que le fastidie a algunos, es digno de alabar. El que te ayudaba disfrutaba haciéndolo, el que gritaba en un partido lo hacía divirtiéndose. Y eso es contagioso, jejeje!
Desde luego, por mi parte, si tengo a alguien al lado que le cuesta sacarle una sonrisa a la vida, procuro ayudarle a disfrutar. Estar cabreado/triste… es demasiado agotador!
Bueno amigüito, después de este estreno a lo grande te dejo, jejeje!
Un abrazo grande y sigue así!!!
Uooo!! Bea Beita por aquí, qué alegría!!
Bueno, espero con muchas ganas ese post que dices sobre la diversión, que siempre va bien en todo blog. A mí me gustaría escribir más posts sobre motivación y diversión, pero la verdad que si uno no está inspirado es mejor ni intentarlo, es una pérdida de tiempo!! Las cosas se hacen bien 🙂 (o por lo menos yo jeje).
De los niños deberíamos aprender mucho más de lo que creemos. Tal y como te he dicho por tu blog, yo no tengo niños (soy “joven”, 27 años recién cumplidos :P) pero ya me llegará porque la verdad que me gustan mucho, he trabajado con niños durante 7-8 años, son la caña!
Jajajaaj qué buena anécdota de pasteles, muy buena experiencia!! Como bien dices, suerte que nos lo tomamos con humor y positivismo!! Así pues, vamos a sonreírle a la vida que además mañana es viernes tú! Yuhuu!
Un abrazo Bea!!
Pues yo te hago la ola, te aplaudo o lo que necesites para que saques más post de este tipo. Los escribes genial, David y son un soplo de aire fresco entre tanto plugin, estrategias, rrss, etc.
Yo opino como tú: o se hacen las cosas bien o no se hacen. Ese post que te comentaba lo llevo retrasando dos semanas precisamente por eso. Porque no termino de encontrarle ese punto que todos buscamos al escribir.
Oye, y joven, joven…lo que se dice joven…. jajaja!! Que yo voy a cumplir 36 primaveras en Septiembre y mi chico se desespera porque no quiero ser madre (ya sabes porque me autodenomino mamá blogger)
La anécdota de los pasteles es brutal. Yo soy la típica persona que tiene una anécdota para todo, hijo. No te digo más que, allá donde vamos de vacaciones, lo primero que hacemos es buscar la farmacia y el centro de salud más cercano porque siempre me pasa algo. Jijiji!!! Pero me lo tomo con todo el humor del mundo. Soy «asín»
Un abrazote bien grande!!!
jajaja pues venga dale a las olas, que yo también quiero sacar más posts así 😛 pero vaya que en tu blog también tienes joyas escritas, así que no te quejes.
ostia.. y yo creyendo que eras mami.. ya te he pillado ya.. a estas alturas de la semana… aixxx (ahora aquí echo de menos el icono de whats de la carita con la gotita en la frente).
jajaja menuda pupas estarás hecha, pobre tu chico, paciencia la nuestra para que luego digáis!!! en fin un abrazo que se nos va de las manos el chat 😀
¡Hola David!
Simplemente… me encanta!
Es fantástico, algo tan sencillo que ya llevamos dentro el pasarlo bien, y que tantas veces olvidamos…
Esta muy bien leer de vez en cuando entradas que te hacen recordar que hay que prestar mas atención a disfrutar de la vida.
Un abrazo.
Hola Sandra y Adri,
Me encanta recibir comentarios de gente nueva por mi blog, y más si transmiten esta energía tan positiva 🙂
Encantado de que te (o os) haya gustado mi artículo. Somos tan privilegiados de tenerlo todo y, pese a ello, no disfrutarlo en su medida.
He entrado en vuestro blog, me anoto como «deberes» de fin de semana mirarlo más al detalle, tiene muy buena pinta.. por ahora me he suscrito a vuestra newsletter 😛
Un saludo!